No sé que puede ser más grotesco. Estas cosas sólo podían suceder antes en las películas de J.L. Cuerda. (Y ni siquiera pasó).
"Toda persona tiene derecho a (...) la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia."
Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 18.
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